Hace unos días, revisando los trabajos de un puente que estamos construyendo, de una manera circunstancial me di cuenta de que el maestro de obra estaba ordeñando los sobres de la nómina de sus albañiles. Inmediatamente lo mandé llamar y en un tono poco cordial le dije que si lo volvía a ver robando la nómina de sus albañiles, quedaba fuera del negocio. Un poco más que enojado, continué diciéndole que estaba quitando el alimento a los hijos de sus albañiles, que les estaba quitando la posibilidad de comprar leche y un trozo de pan para que esos niños pudieran crecer sanos… que no era posible ser un buen líder si les estaba restando posibilidades a ellos y a sus familias.
Curiosamente… ese mismo día por la tarde, tuvimos la revisión de incremento de precios de otra obra que estamos construyendo y por alguna razón, no nos autorizaron todo el incremento de acuerdo a la inflación que había sufrido. Sin poder lograr mucho traté de explicar a mi cliente que si no impactábamos los incrementos reales a la obra, se produciría un deterioro económico en todos los que estábamos trabajando para ese proyecto y que eso al final del día se manifestaría en la calidad; la de los trabajos que estamos haciendo y en el nivel de vida de los que contribuimos en este proyecto.
En un solo día tuve que cruzar en dos ocasiones por el sendero de la injusticia... que de alguna manera todos practicamos. La primera, hacia abajo, viendo como mi maestro de obra abusaba de sus albañiles haciéndolos beber de su avaricia sin importarle nada de lo que pasara con su gente. La segunda, hacia arriba, sintiendo como los que estamos en los niveles inferiores de la pirámide nos sometemos a los que se encuentran en los estratos superiores, quienes siempre tienen una buena razón en la mano, pero sin ninguna explicación en el corazón.
Lo que más me sorprende de esta lección de corto plazo me dio la vida… es como nos dejamos someter por nuestros miedos. Los que estamos arriba, vamos caminando como si el ser justos nos fuera a dejar sin el pan de cada día… caray, como si el Señor no estuviera al pendiente de nosotros a cada momento!!!
Los que estamos abajo, apretándonos cada vez más sin decir palabra, cada vez más expuestos al viento y a las circunstancias, también llenos de miedo por no sabernos valorar, siempre mirando hacia abajo… tal vez buscando la dignidad, que sin duda algún día se cayó del corazón.
Independientemente de las clases sociales, todos sin excepción convivimos con los demonios de dominio y sumisión; sin embargo, creo que el origen del miedo no proviene de estos demonios, creo que el origen proviene del corazón, donde el Señor depositó la fe. Y quedar arriba o abajo, no lo determinan más que las circunstancias de vida… aunque esto, no cambia el origen de las cosas.
Tal vez, si rompemos con nuestros demonios de miedo y confiamos en el Patrón, alcancemos finalmente romper con los demonios del norte y sur, y así poder ir adelante en este proyecto de mundo sustentable... del que todos somos responsables y muy pocos parecen saberlo.
2 comentarios:
No hay tal cosa de "piramide"... no hay abajo ni arriba... todo te ha sido prestado... qué vas a hacer con ello?
Estoy de acuerdo, que no hay ni arriba ni abajo, que todo nos ha sido prestado, pero las condiciones de tiempo y espacio confunden mi percepción... sólo nos queda confiar en el Jefe
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