Por Jorge Gasca
Oyó hablar de un viejo barquero que vivía junto al río, a la distancia de una jornada, y que era considerado como un sabio. Cuando llegó el día en que tuvo que continuar su camino, Govinda eligió el camino en dirección a la barca, ya que deseaba conocer a aquel barquero. Pues, a pesar de que él había vivido toda su existencia según las
reglas, y aunque los monjes jóvenes le respetaban por su edad y modestia, dentro de su corazón no se había apagado la llama de la inquietud y la búsqueda.
Llegó al río, rogó al viejo que le llevara al otro lado, y cuando bajaron de la barca, declaró:
-Mucho bien nos has hecho a nosotros, los monjes y peregrinos, ya que a la mayoría nos cruzaste por este río. ¿No eres tú también, barquero, uno de los que buscan el camino de la verdad?
Los ojos viejos de Siddharta sonrieron al contestar:
-Te encuentras también tú entre los que buscan, venerable? Mas, ¿no tienes ya muchos años yllevas el hábito de los monjes de Gotama?"-
Aunque soy viejo -repuso Govinda-, no he dejado de buscar. Jamás dejaré de hacerlo: éseparece ser mi destino. Y creo que tú también has buscado. ¿Quieres darme un consejo, venerable?
Siddharta declaró:
-¿Qué podría decirte, venerable? Quizá que has buscado demasiado. Que de tanto buscar, no tienes ocasión para encontrar.
-¿Cómo es eso? -preguntó Govinda.
-Cuando alguien busca -continuó Siddharta-, fácilmente puede ocurrir que su ojo sólo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa, ya que únicamente piensa en lo que busca, tiene un fin y está obsesionado con esa meta. Buscar significa tener un objetivo. Encontrar, sin embargo, significa estar libre, abierto, no necesitar ningún fin. Tú, venerable, quizás eres realmente uno que busca, pues persiguiendo tu objetivo, no ves muchas cosas que están a la vista.
Siddharta, Hermann Hesse
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