La semana pasada cuando estaba escribiendo sobre la remodelación, en cada nuevo párrafo me encontraba con muchas veredas que podían ser exploradas y,… ahora que estoy aquí, veo que todavía hay pensamientos que no han sido plasmados.
Ha sido tan intenso este tiempo de cambios que me ha hecho pensar: en el pasado, en el trabajo en grupo, en los miedos que nos detienen a ir adelante, en la remodelación del corazón,…a cada momento me voy encontrando con nuevas metáforas que bien podrían ser parte de este espacio y todas sin excepción me piden que me acuerde de ellas a la hora de derramar la tinta, en fin...
Cuando tomamos la decisión de remodelar este espacio en ningún momento me imaginé todo lo que íbamos a encontrar, los demonios del lugar y del corazón que tendríamos que despertar y correr porque ya no es su espacio, con tanta luz que entra ya no tienen por qué estar más aquí. Esto los ha molestado tanto que al salir se han ido lanzándome amenazas como: no es el tiempo de hacer cambios, el país esta en crisis, te quieres pasar de listo y lo vas a pagar, no debiste de habernos lanzado, te has llenado de soberbia y eso te ha cegado. Me han dicho tantas y tantas cosas que algunas veces tengo que reconocerlo, me han hecho dudar, pero…cuando veo la luz que ahora entra y baña los espacios de esta oficina, retomo la confianza y siento que voy en el sentido correcto.
Qué curioso, como en esta oficina,…vamos pasando la vida, el día a día, o mejor dicho el momento a momento, y nos vamos llenando de cosas que no necesitamos: el miedo, los prejuicios, la avaricia, la soberbia, el yo mismo. Cosas que, de alguna manera se van incrustando en el cuerpo y el corazón, las vamos haciendo parte de nosotros mismos, tan incrustadas que creemos que nacimos que con ellas y son parte del alma, dejando que nos dominen, alejándonos de la libertad, de lo simple, de la naturaleza, de lo ligero, de lo sustentable.
Como esta remodelación, me imagino que debemos hacer las remodelaciones del corazón, sacando a la luz lo viejo y anquilosado, que por supuesto, va a generar un gran desconcierto en todo nuestro ser al vernos exhibidos ante los demás y nosotros mismos, creando un remolino de sentimientos como el dolor, el miedo y el coraje, que pareciera que nos van a hacer explotar!!, pero,…no sé porque, cuando más desesperados estamos,...siempre aparece la mano del jefe tocándonos el corazón calmando la tormenta -como esa que cuenta la biblia- apaciguando las aguas, devolviéndonos la paz y la confianza en nosotros mismos, reencontrándonos con el camino.
De alguna manera pienso,…que todos los caminos al cielo pasan por esta vereda amarga de sanación, tal vez porque en el cielo no hay lugar para cargas de mas, donde a la mejor lo único que vale es nuestro espíritu limpio y por ello tenemos que dejar lo que sobra en el camino, enfrentando y venciendo el miedo, preparándonos para el encuentro con la paz y la libertad!!.
1 comentario:
Luis: como diría por aquellas tierras de La Mancha el hidalgo desgarbado: "déjales que ladren, Sancho". Hoy es el día para remodelar nuestros espacios, nuestras relaciones, nuestros corazones (como dices), nuestras comunidades, nuestro país y nuestro planeta. Ahora. No hay tiempo para el mañana.
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