A los griegos se les atribuye ser los descubridores del cálculo diferencial en el siglo III AC, a través del cual pudieron realizar cálculos de áreas y volúmenes. La manera como lo lograron es muy simple: dividían lo que querían analizar en muchas pequeñas áreas y luego las sumaban. Entre más dividían, más exacto era el cálculo obtenido. A la separación entre las divisiones la llamaron diferencial.
Siguiendo el enfoque de los griegos pienso que es posible introducir el elemento diferencial a la vida para evaluar distintos fenómenos. Este elemento diferencial de vida (dv) sería en esencia muy similar al de las matemáticas: es dinámico, representa el movimiento, el cambio, es continuo y aunque no lo parezca siempre va para adelante.
En términos simples este elemento diferencial de vida no es otra cosa que “CADA MOMENTO”. Lo único que mide es la intensidad con la que vivimos el presente, la manera como encaramos el día a día o mejor dicho el momento a momento: es el termómetro de la pasión con que enfrentamos la vida.
Al fin de cuentas, lo que nos dice este elemento diferencial es que debemos ver la vida de una manera más simple, ya que lo único que tenemos ahora es “ESTE MOMENTO “, en el que definimos nuestra lucha y logramos nuestros anhelos caminando paso a paso sin pensar en lo que dejamos atrás o en lo que vendrá. Nuestra obligación es vivir con pasión cada momento confiando en nuestros sueños, disfrutando la libertad y el resto se dará cuando Dios lo decida.